A pesar de ser frecuentemente menospreciada y de que la mayoría pase de largo, la antigua ciudad romana de Itálica tiene un enorme interés desde cualquier punto de vista. Fundada a finales del siglo III a.C. por órdenes del general Publio Cornelio Escipión, cuyos triunfos en África le valieron el apodo de el Africano, fue seguramente la primera ciudad romana establecida fuera de los límites de la Península Italiana, de ahí su nombre. Patria chica de tres emperadores, Trajano, Adriano y Teodosio, hecho casi inédito en el Imperio Romano, alcanzó su cénit casi medio milenio tras su fundación. Fue entonces cuando Trajano, bajo cuyo mandato el Imperio Romano alcanzó su época de mayor esplendor, la dotó de todo lo necesario para convertirse en una urbe espectacular. Destaca el impresionante anfiteatro, uno de los más grandes del Imperio con su capacidad para unos veinticinco mil espectadores. El teatro es muy anterior y está situado ya en la periferia de la actual población de Santiponce. También quedan restos de dos espacios termales y de al menos un par de acueductos, el segundo de ellos construido en tiempos de Adriano. En el foro pueden verse restos de antiguas viviendas, algunas de ellas con mosaicos tan espectaculares como los que muestra la denominada Casa de los Pájaros. También quedan restos de algún templo, como el bautizado como Traianeum, que se supone fue erigido por Adriano en memoria de su tío, el mencionado Trajano. Tras un lento declive, parece que Itálica fue definitivamente abandonada ya en el siglo XII.