Aunque no sea un templo espectacular arquitectónicamente hablando, la iglesia de Santo Tomás ocupa una posición preponderante en la población guatemalteca de Chichicastenango. Fue fundada a mediados del siglo XVI, al parecer en un lugar donde se celebraban ritos prehispánicos, los cuales nunca dejaron de ocurrir a pesar de las nuevas tendencias religiosas que se impusieron tras su construcción. Su interior es típicamente colonial y alberga retablos del siglo XVII, además de una venerada imagen de San Sebastián de finales del siglo XVI. Lo más interesante, sin embargo, suele suceder en su escalinata de acceso, donde es habitual presenciar rituales llevados a cabo por los chamanes aquí denominados chuchkajaue, constituyendo interesantes escenas de un sincretismo religioso que se mantenido incólume a lo largo de los siglos.