Crédito: Rastrojo
Erigida a mediados del siglo XV, la iglesia de San Pablo es el único elemento que queda en pie de lo que fue un convento dominico, saqueado durante la invasión napoleónica y derruido tras su desamortización en 1835. Las obras se prolongaron durante un periodo aproximado de dos siglos, dándose por finalizadas hacia 1616, cuando algunas reformas fueron efectuadas para adaptar el interior del templo al vigente estilo herreriano. Tan prolongado espacio de tiempo queda patente en su fachada, que muestra la evolución desde el gótico flamígero de su tramo inferior al más puro renacentista del frontón superior, estando el cuerpo central encuadrado en el plateresco. De la importancia que alcanzó esta edificación da idea el hecho de que en ella fueron bautizados Felipe II y Felipe IV, dos de los principales monarcas de la dinastía española de los Austrias. A comienzos del siglo XVII, durante el quinquenio en el que Valladolid se convirtió en la capital española, el convento fue dotado con numerosas obras de arte. Entre ellas La Anunciación de Fra Angelico, que quedó instalada en el interior de la iglesia. Durante la primera década del siglo XXI la fachada fue sometida a una sistemática restauración, que incluyó un arduo proceso de limpieza de las más de doscientas cincuenta esculturas que la decoran.
