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Durante una de sus visitas a Santiago de Compostela, los Reyes Católicos cayeron en la cuenta de que muchos de los peregrinos que llegaban a la ciudad lo hacían en un estado penoso, incluso gravemente enfermos. Decidieron entonces construir un hospital para atenderlos. Las obras dieron comienzo el primer año del siglo XVI y se prolongaron durante un decenio. El arquitecto elegido fue el toledano Enrique Egas, responsable de diversas edificaciones similares en la época. El resultado final fue una construcción magnífica, que ocupa todo un lateral de la compostelana Plaza del Obradoiro. Sobresale su extraordinaria portada plateresca, en la que se representa a diversos apóstoles, santos y ángeles junto a las figuras de los propios Isabel y Fernando. Aparte del espacio dedicado a alojamiento, en el interior existe una capilla, además de cuatro patios dispuestos en cruz. Dos de ellos fueron adaptados por el gran arquitecto renacentista Rodrigo Gil de Hontañón. El conjunto mantuvo sus funciones de hospedaje hasta mediados del siglo XX. Desde entonces, forma parte de la cadena hotelera Paradores de Turismo de España.