Ubicado sobre un promontorio que se eleva en mitad de un denso bosque en el estado germano de Baviera, el castillo-palacio de Hohenschwangau fue construido en la primera mitad del siglo XIX. Su inspirador fue Maximiliano II de Baviera, quien le encargó la obra al arquitecto Domenico Quaglio, que le proporcionó su aspecto neogótico. Tras su finalización, el rey bávaro estableció en Hohenschwangau su lugar de veraneo y allí pasó buena parte de la infancia su hijo Luis II de Baviera, popularmente conocido como el rey loco. Tras la construcción del vecino Neuschwanstein por parte de éste, la edificación sirvió como residencia a la madre del nuevo monarca hasta su fallecimiento. Después de la Segunda Guerra Mundial el parlamento de Baviera reconoció el derecho de la antigua familia real para seguir manteniendo la propiedad del edificio, que actualmente está abierto al público en horario restringido.