Hiroshima (por Jorge Sánchez)
En el tren desde la isla de Shikoku a Hiroshima no pude evitar ir tatareando todo el rato el estribillo de la siguiente canción, que fue muy popular en los años 80 del siglo XX:
«Enola Gay
You should have stayed at home yesterday
Ah-ha words can’t describe
The feeling and the way you lied…»
Enola Gay era el nombre del avión que aquel infausto 6 de Agosto de 1945 lanzó la primera bomba atómica sobre Hiroshima, acabando con la vida de unas 140.000 personas y produciendo cerca de 360.000 heridos. El avión había sido bautizado así por su piloto y coronel, quien le dio el nombre y apellido de su propia madre: Enola Gay Tibbets.
En Hiroshima no esperaba encontrar bellezas deslumbrantes, como en Nikko o en el Fuji Yama. No; más bien viajé allí como un deber, casi como un acto de expiación. Lo que me encontré fue una lección de historia, de paz y de superación humana que me hizo tener más fe en nuestro futuro. Y, en efecto, Hiroshima es hoy una ciudad moderna e industrial que supera el millón de habitantes, reconstruida y embellecida, con un imponente castillo, amplios bulevares, grandes almacenes y hombres de negocios acompañados por sus elegantes esposas bien perfumadas.
Me dirigí al Parque Conmemorativo de la Paz, pues es allí donde se localiza la Cúpula de Genbaku, que preserva su forma en ruinas tras la caída de la bomba, a la manera de lo que hicieron los alemanes con las ruinas de la Iglesia Memorial Kaiser Wilhem en Berlín. En los alrededores observé diversos cenotafios, la campana de la paz y las cinco Puertas de la Paz, con la palabra paz en 49 lenguas, entre ellas el español.
Visité el Hiroshima Peace Memorial Museum, cuyo ingreso era gratuito. Allí mostraban de manera didáctica la historia de la ciudad antes y después del lanzamiento de la bomba Little Boy, con fotografías ilustrativas. Visité los alrededores de la ciudad, su hermoso castillo y hasta encontré una catedral católica, cuyo interior visité para comprar un cirio. Tras la visita de Hiroshima me dirigí en tranvía a Itsukushima.