‘Cigüeña negra a estribor’, gritó el capitán. Vale, lo admito. Es posible que indicara al pasaje que miráramos hacia nuestra derecha y lo hiciera en un tono mesurado a través de la megafonía de la embarcación. En el fragor del momento, a veces se interpretan cosas que poco o nada tienen que ver con la realidad. Aunque la cigüeña negra estaba allí, os lo aseguro. Como también es seguro que me hallaba a bordo de una pequeña embarcación que surcaba las aguas del emblemático río Tajo, justo en el punto donde éste pasa a convertirse en rio Tejo tras su entrada en territorio portugués. Un terreno agreste, poco explorado y de una sorprendente belleza.

Como bien indica su nombre, el bautizado como Parque Natural del Tajo Internacional está dividido en dos mitades por una frontera. En realidad, se trata de dos espacios naturales, de características similares pero encuadrados en dos países diferentes. Nunca mejor dicho eso de dos mitades, puesto que su superficie es casi idéntica: la parte española se extiende aproximadamente por doscientos ochenta y seis kilómetros cuadrados, mientras que la portuguesa lo hace sobre unos doscientos sesenta y cinco. El nexo de unión entre ambas es el río Tajo, a lo largo del cual se despliega el espacio protegido durante más de sesenta kilómetros de su trayectoria. Éste incluye también las riberas de algunos de sus afluentes: los portugueses Pônsul y Aravil, el español Salor y los fronterizos Erjas y Sever, además del Alburrel, afluente de este último.

El principal ecosistema en la zona es un bosque mediterráneo en un excelente estado de conservación. En las orillas de algunos ríos se aprecian densos bosques de ribera, como es el caso del que bordea el río Sever a lo largo de los casi cincuenta kilómetros en los que marca la frontera entre España y Portugal. Más de seiscientas especies vegetales y al menos dos centenares animales tienen su hábitat en un espacio que destaca por la escasa alteración sufrida por la acción humana. La cigüeña negra, como no, es posiblemente la especie más emblemática, sin olvidar otras como la todavía escasa águila imperial ibérica. Hay que mencionar también la abundancia de mariposas y libélulas, hecho que demuestra la calidad del aire en este todavía inalterado espacio transfronterizo.

Alguna mente preclara decidió hacia mediados de la década de los diez del siglo XXI que esta joya escondida necesitaba un rango mayor de protección. Por suerte, alguien debió hacerle caso y en 2016 fue declarada la denominada Reserva de la Biosfera Tejo/Tajo Internacional, que se extiende sobre una superficie de casi cuatro mil trescientos kilómetros cuadrados. Comprenden éstos la totalidad del territorio de catorce municipios cacereños y de tres concelhos portugueses. En ellos habitan unas sesenta y tres mil personas, de las cuales tan solo poco más de catorce mil lo hacen en el lado español. Teniendo en cuenta que prácticamente dos mil seiscientos kilómetros cuadrados del espacio protegido se encuentran en España, la densidad de población a este lado de la frontera no supera por demasiado los cinco habitantes por kilómetro cuadrado. Inferior a la de Laponia, seguramente.

La mejor manera de descubrir todo lo que ofrece el Parque Natural del Tajo Internacional es a bordo de la embarcación bautizada como Balcón del Tajo. Partiendo desde el embarcadero de la localidad española de Cedillo, surca durante un corto trayecto las aguas fronterizas del Tajo para después internarse en Portugal y remontar el curso del río Pônsul hasta las inmediaciones de la localidad lusa de Castelo Branco. Rodeados de un entorno embriagador, sin nada que disturbe la tranquilidad del momento ni de la naturaleza mejor preservada del continente europeo, los pasajeros asisten atónitos a un espectacular despliegue natural. Puesto que la R.A.E. lo define como atracción misteriosa e irresistible que producen sobre alguien los encantos de una persona o de una cosa no me cabe duda alguna de que tanto viajeros como personal de a bordo se encuentran durante el trayecto poseídos por un poderoso hechizo. Transfronterizo, por supuesto.