Reconocida como la capital del perfume a nivel mundial, se tienen noticias de la población de Grasse desde el siglo XI. Ya en la época medieval, sus ciudadanos destacaban como curtidores y exportaban guantes de cuero a diferentes puntos de Francia. Más adelante, la nobleza se quejó del mal olor de los curtidos y Jean de Galimard tuvo la brillante idea de perfumar el material. Cuando el negocio de los curtidos comenzó a decaer, los vecinos se concentraron en la perfumería, campo en el que siguen destacando hasta la fecha. Además de las tres principales perfumerías locales, Galimard, Molinard y Fragonard, Grasse presume de una interesante iglesia románica dedicada a Notre Dame du Puy, que fue catedral durante casi seis siglos. En su interior pueden verse tres obras de Rembrandt y una del pintor local Fragonard. Los cincuenta mil residentes con los que la población cuenta en la actualidad se dedican fundamentalmente al turismo y a la industria del perfume, que da empleo a uno de cada cinco de ellos.