Gdańsk (por Jorge Sánchez)
Viajé en tren a Gdańsk desde la bella e histórica Toruń (sitio UNESCO), con la esperanza de encontrarme con el mejor viajero polaco, mi amigo Wojciech, que prometió hacerme de cicerone en su ciudad. Pero por un malentendido de comunicación por no encontrar un internet café, y por no tener teléfono móvil ni tablet (viajo de manera muy primitiva), no coincidimos y tuve que visitar en solitario Gdańsk, ciudad que formó parte de la Liga Hanseática, y que en tiempos cuando perteneció a Alemania se llamaba Danzig. Había visitado otras ciudades hanseáticas, y varias de ellas están reconocidas como Patrimonios Mundiales, como Riga, Lübeck, Wismar, Stralsund, Bremen, Visby, Brujas, etc. Gdańsk, en mi opinión, no tiene nada que envidiar a estas ciudades, pero debemos confiar en que UNESCO decida otorgarle tal galardón en un próximo futuro.
Empleé unas 4 horas en mi visita a pie a la parte vieja de la ciudad, que en polaco conocen como Stare Miasto. Hacía un frío polar, el río Motlawa estaba congelado. Tuve que ponerme guantes y así y todo me resfrié debido al viento criminal; mi nariz parecía un grifo abierto. Desde la estación de tren caminé hasta la catedral, donde le compré un cirio al monaguillo, y luego me paseé por la calle Dluga admirando sus hermosos edificios, hasta que llegué al muelle y al río Motlawa.
Durante mi recorrido vi edificios muy atractivos, un impresionante ayuntamiento, la Puerta Verde, la Puerta Dorada, la Casa de Oro, y también me acerqué a los astilleros para buscar signos de Solidarność, organización que acabó con el comunismo en Polonia. Allí me detuve ante un monumento dedicado a los trabajadores de los astilleros que fueron asesinados en 1970. Tras Gdańsk viajé a la vecina Malbork para visitar su castillo teutón (Patrimonio Mundial de UNESCO).