Garganta de Samaria (por Jorge Sánchez)
Abordé en el Puerto de El Pireo un ferry nocturno y a la madrugada alcancé Chania, en la isla de Creta. Tras desayunar un café a la griega junto a un bollo de nata, viajé en autobús durante una hora hasta la entrada de la Garganta de Samaria. Vi a varios europeos, sobre todo alemanes, con el mismo propósito que yo, cruzar esa garganta, que se considera de las más profundas y espectaculares de Europa. Desde una altitud de unos 1.000 metros debíamos descender hasta el nivel del mar. Todos íbamos emocionados.
Leí que la distancia a recorrer para atravesar la garganta era de 16 kilómetros. A mí me tomaría 4 horas justas, pero hubo alemanes con las piernas más largas que las mías que me adelantaron. El paisaje fue sobrecogedor, crucé un desfiladero con altas montañas rocosas, a veces había una distancia de apenas 2 o 3 metros de anchura entre las dos paredes. También atravesé un río y valles, y vi pájaros y lagartijas. Al llegar al final del camino abordé un barco hasta un poblado desde donde ya se podía proseguir el viaje en autobús alrededor de la isla. Había sido una excursión preciosa.