Emplazada en el interior de la Alhambra, justo en el centro del patio homónimo, la fuente de los Leones está formada por una taza de gran tamaño rodeada por una docena de esculturas que representan a sendos felinos. Cada una de las figuras es diferente, aunque algunos expertos consideran que están pareadas, es decir, son similares las situadas en vértices opuestos, conformando una suerte de estrella. Existen también diversas teorías sobre su origen, considerando la más aceptada que fue creada en el siglo XIV, cuando se construyó el patio al que da nombre. Sin embargo, algunos estudiosos consideran que la fuente es bastante anterior al patio y remontan su procedencia a un palacio judío edificado durante el siglo XI. Avala este hecho la presencia en ella de imágenes de animales, algo bastante inusual en la escultura islámica. Sea como fuere, su valor estético e histórico es indudable y con el paso del tiempo se ha convertido en el principal símbolo de la ciudad de Granada.