Esculpida hace más de cuatro mil quinientos años en piedra caliza, la esfinge de Giza, o simplemente Gran Esfinge, es una de las esculturas antiguas más emblemáticas que han llegado hasta nuestros días. Mide unos setenta metros de largo por unos veinte de altura y se cree que representa al faraón Kefrén con cuerpo de león. Aunque actualmente luce descolorida, en tiempos del Antiguo Egipto estaba pintada de rojo, excepto el pañuelo que cubre la cabeza del faraón, decorado con rayas amarillas y azules. Carece de nariz desde tiempos remotos y la barba se expone en el Museo Británico de Londres. El motivo por el que la figura se ha mantenido tanto tiempo casi incólume parece ser debido al hecho de haber pasado largos periodos recubierta por la arena del desierto, que ejerció un papel protector ante los efectos de la erosión.