Escenas de caza
A unos doscientos cincuenta kilómetros al sur de Nairobi, muy cerca ya del vecino estado de Tanzania, el Parque Nacional Amboseli da la bienvenida a sus visitantes. Situado en territorio masai, el primer europeo que se adentró en él fue el escocés Joseph Thomson a finales del siglo XIX. En aquella época, sus pobladores se referían a este lugar como Empusel, que en lengua maa significa algo así como lugar salado y polvoriento, término que dio origen a su denominación actual. Al parecer, el explorador quedó asombrado ante la abundancia de vida salvaje en tan árido lugar, así como del fuerte contraste existente entre la escasa vegetación en las zonas secas y la exuberante floresta en las zonas pantanosas.
Apenas dos décadas después de la visita del escocés, quien, por cierto, dio nombre a la gacela de Thomson, antílope habitual en las áreas de sabana, Amboseli fue declarado reserva. Ya en la década de los setenta del siglo XX se creó el Parque Nacional Amboseli, con el fin de proteger el importante ecosistema que se desarrolla en su territorio. Cuenta el espacio natural con una superficie de unos cuatrocientos kilómetros cuadrados, en los que se alternan llanuras herbáceas con áreas pantanosas y un lago formado en el Pleistoceno que está seco en la actualidad. Aproximadamente cuatrocientas especies diferentes de aves pueden verse en la zona, que fue protegida bajo la figura de Reserva de la Biosfera algunos años más tarde.
Existen tres factores que caracterizan al Parque Nacional Amboseli y lo convierten en uno de los más interesantes del continente africano. Uno de ellos es su cercanía al Kilimanjaro, la montaña más alta de África. A pesar de estar localizados en países diferentes, el hecho de encontrarse a la sombra de este gigante resulta un factor diferencial respecto a otros espacios naturales cercanos. Tener la oportunidad de vislumbrar las nieves perpetuas que todavía cubren su cima, aunque ya sea por poco tiempo, resulta toda una experiencia, inusual en esas latitudes. Y la certeza de poder fotografiar enormes paquidermos con un coloso de tal magnitud como fondo resulta imposible en cualquier otro lugar.
La segunda característica primordial de Amboseli es, precisamente, la abundancia de elefantes en su territorio. Cuando la reserva fue declarada parque nacional, su número se estimaba en unos ochocientos ejemplares. Con el tiempo, las buenas condiciones de vida y la protección de la que disfrutaban hizo que se alcanzaran aproximadamente mil seiscientos elementos hace ahora una década. Sin embargo, las prolongadas sequías que se vivieron en los años posteriores causaron una reducción de la población, que actualmente se mantiene estable en unos mil doscientos individuos. No en vano el parque está unánimemente considerado el mejor lugar del mundo para ver de cerca elefantes de gran tamaño.
La anterior afirmación no se sostendría sin el tercer rasgo distintivo de Amboseli, que tiene que ver con la escasa vegetación que cubre la mayor parte de su superficie. A diferencia de otras reservas africanas, la visibilidad suele ser amplia y la vida salvaje puede apreciarse con todos sus matices y en plenitud. Como no todo puede ser perfecto, el número de visitantes al parque, atraídos precisamente por su condición de inigualable escenario, suele ser bastante elevado, al menos durante la estación seca. Aunque, cuando eres testigo de una escena de caza protagonizada por tres leonas que despliegan toda su estrategia para conseguir la ansiada pieza, se te olvida por completo que no tienes el privilegio de ser el único espectador.