La década de los setenta del siglo pasado había pasado ya su ecuador cuando Francis Ford Coppola, ante la imposibilidad de rodar los exteriores de su nueva película en territorio vietnamita debido a su nacionalidad, no tuvo más remedio que buscar alternativas. Fue así como dio con un lugar donde un río, de escaso recorrido pero abundante caudal, se abre paso entre una densa floresta. Y debió parecerle aquel el sitio ideal para representar los cursos acuáticos por donde soldados del ejército estadounidense al mando del capitán Willard se dirigen en busca del coronel Kurtz, un renegado establecido al margen de la ley con un puñado de sus hombres en el espesor de la jungla camboyana.

Apocalypse Now se estrenó en 1979, aún en plena efervescencia de cintas bélicas que narraban sucesos acaecidos en la Guerra de Vietnam, y rápidamente se convirtió en una película de culto. La fabulosa e irrepetible interpretación de Marlon Brando en el papel del desequilibrado coronel Kurtz produjo una profunda impresión en mi alma todavía adolescente. Tanta, que han pasado treinta y cinco años desde que vi el filme y aún recuerdo con nitidez su mirada perdida en algunas escenas. Destacaba también en aquella obra maestra la fantástica fotografía de Vittorio Storaro, que representaba fielmente lo que pretende ser la tupida selva indochina sin serlo en realidad y fue merecedora de un Oscar.

Aproximadamente quince años más tarde volví a oír hablar de Apocalypse Now, y fue en un lugar donde nunca hubiera esperado hacerlo. Pasaba unos días de asueto en la República Dominicana cuando me recomendaron dirigirme hasta los llamados Altos de Chavón, donde aseguraban que fueron rodados los exteriores de la mencionada película. La noticia me dejó un poco incrédulo al principio, pero tras meditarlo un poco decidí ir a visitar el sitio en cuestión. Ya tenía suficiente con tanta playa y la posibilidad de llegar hasta una zona selvática sonaba ciertamente atractiva.

Altos de Chavón es un lugar pintoresco, aunque claramente enfocado al turismo de masas. Hace unas décadas, a algún avispado hombre de negocios se le ocurrió la idea de recrear allí una antigua villa de estilo mediterráneo con el fin de convertirla en atracción turística. Así se construyeron diversos edificios, donde fueron estableciéndose prósperos negocios en forma de restaurantes o locales de artesanía. No falta una iglesia y ni siquiera un anfiteatro, con capacidad para algunos miles de personas y donde han celebrado conciertos algunos músicos de renombre. Todo muy prescindible, en definitiva, si no fuera por las excepcionales vistas que se tienen sobre el río del mismo nombre y la selva que lo rodea.

Aunque la mayor parte de Apocalypse Now se filmó en Filipinas, parece que Coppola escogió el río Chavón para rodar algunas tomas por su similitud con el escenario que tenía en su cabeza. Aunque aún me faltaban bastantes años para pisar esa jungla camboyana donde el coronel Kurtz se había recluido, mientras navegábamos el Chavón a bordo de una lancha pude imaginar al capitán Willard, siempre con los cinco sentidos puestos en el más leve movimiento o sonido procedentes de la densa espesura pues en ello le iba la vida. Y me convencí de que conviene estar también atentos en el mundo real, no sea que algún día nos toque interpretar el papel de Willard y tengamos un Kurtz pendiente de nuestro más mínimo error para liquidarnos.