El camino que lleva a Belén
«El camino que lleva a Belén
baja hasta el valle que la nieve cubrió» (Tradicional)
Seguramente no había nieve en Belén cuando, hace dos mil años, ocurrieron los hechos que hoy conmemoramos. Posiblemente no hubo buey, ni mula, ni campesinos asistiendo al evento. Quizás no existieron aquellos reyes magos, que, guiados por una estrella, llegaron hasta el lugar con la intención de presentar sus respetos y ofrecer regalos al recién nacido. Probablemente la escena tan solo consistiera en los esfuerzos de una madre pariendo a su bebé ante la mirada atenta y preocupada de su marido, ilusionado con la venida al mundo de su primer hijo. Tal vez, ni siquiera eso.
Belén nació como un asentamiento cananeo hace aproximadamente cinco mil años. De acuerdo con la tradición, allí tuvo lugar unos tres mil años atrás el nacimiento del rey David, profeta para judíos, cristianos y musulmanes, quien tuvo un papel relevante en el establecimiento y expansión del reino de Israel. Y un milenio más tarde, en el mismo Belén vendría al mundo Jesús de Nazaret, encarnación de Dios para los cristianos, profeta para judíos y musulmanes, sadhu para algunos hindúes y bodhisattva para ciertos budistas, entre ellos el actual dalai lama. Figura histórica para algunos, legendaria para otros, pero sin la cual los últimos dos mil años de la humanidad habrían transcurrido de manera muy diferente a como lo hicieron.
Los atractivos de la actual Belén para el visitante son escasos si exceptuamos la histórica iglesia de la Natividad. Ésta es seguramente la iglesia más antigua del mundo, pues su versión inicial fue construida en el siglo IV sobre la cueva donde, de acuerdo con la tradición cristiana, se produjo el alumbramiento de Jesucristo. Al parecer, fue un encargo del mismísimo Constantino el Grande, impresionado por el viaje que su madre, más tarde Santa Elena de Constantinopla, había hecho a Tierra Santa. Dos siglos después, Justiniano mandó construir una nueva versión, que, básicamente, es la que podemos ver en la actualidad.
El culto que se practica en este templo corresponde al rito greco-ortodoxo, aunque, con el tiempo, el complejo se ha ido expandiendo y ahora incluye también una iglesia apostólica armenia y otra católica. Existe, por consiguiente, una minoría de cristianos en Belén, que convive de manera pacífica con la mayoría musulmana. Sin embargo, en las afueras de la localidad se encuentra un asentamiento judío que es causa de habituales problemas al encontrarse a tiro de piedra de un barrio musulmán. Resulta una ironía del destino que tales conflictos se produzcan justamente en esta población, sinónimo de paz y convivencia al igual que la cercana Jerusalén.
Hace ahora doce años decidimos emprender nuestro particular camino que lleva a Belén. Era un día soleado, como probablemente lo fuera aquel 25 de diciembre cuando el nacimiento de un bebé marcó a la humanidad de manera indeleble y la cambió para siempre. Poco importa si fue ese día o cualquier otro. Nada supone que los hechos relatados sucedieran realmente o tan solo formen parte de la leyenda. Lo único que me parece relevante es que mientras cientos de millones de personas sigan conmemorando aquel alumbramiento en una atmósfera de paz y convivencia con sus semejantes, todavía quedará un halo de esperanza para los seres humanos. Feliz Navidad.