Cubierto por un túmulo de unos cincuenta metros de diámetro, el dolmen de Viera se encuentra en la población malagueña de Antequera, muy próximo al extraordinario dolmen de Menga. Aunque carece de las colosales dimensiones de éste, destaca por su excelente estado de conservación, hecho poco habitual en los monumentos megalíticos. Consta de una cámara cuadrada de unos dos metros de lado, a la que se accede mediante un corredor que supera los veinte metros de longitud. Mantiene el túmulo en excelentes condiciones y su acceso de entrada está orientado hacia la salida del sol, hecho habitual entre los dólmenes de la Península Ibérica. Varios ortostatos del corredor presentan cazoletas y en algunos del interior quedan restos de pintura de tonalidad rojiza, que llevan a pensar que estuvo decorado con motivos característicos del arte esquemático peninsular.