Compuesto por una galería flanqueada por cinco ortostatos a cada lado, terminando en una cámara sepulcral delimitada por quince monolitos más, el dolmen de Menga es uno de los monumentos megalíticos más impresionantes que se conocen. Tanto la cámara como el corredor están cubiertos por cinco enormes losas que individualmente pesan más de cien toneladas cada una, llegando la última de ellas a alcanzar las ciento cincuenta, hecho insólito en este tipo de construcciones. Todo el conjunto está recubierto por un túmulo en perfecto estado y le da acceso un trilito de dimensiones espectaculares. Aunque hay expertos que lo sitúan en la Edad del Cobre, parece más realista datarlo en el Neolítico final, con lo que su edad aproximada sería de unos seis mil años. Existen dudas sobre su funcionalidad, que más que la funeraria podría estar enfocada a la realización de una serie de rituales. De confirmarse este hecho, el dolmen de Menga sería uno de los templos más antiguos conservados en el mundo.