Dmanisi (por Jorge Sánchez)
A apenas 10 kilómetros de la frontera con Armenia se halla el yacimiento arqueológico de Dmanisi, que visité durante media mañana. Antes de entrar se pasa por una aldea albergando una fortaleza y una iglesia del siglo VI, llamada Dmanisi Sioni, donde me detuve una media hora y le compré un cirio al archimandrita del lugar. Fue entonces que aprendí que Dmanisi fue en el pasado un lugar de paso en una ruta que unía el Imperio Bizantino con Armenia y Persia.
El día anterior a mi visita había entrado en el Museo Nacional de Georgia, sito en la avenida Shota Rustaveli, y allí observé una sala de cráneos destacando cinco de ellos que se habían localizado en Dmanisi, y se decía de ellos que pertenecían al Homo Georgicus, poseyendo una antigüedad de, al menos, 1.800.000 años, representado pues ser los más antiguos fuera de África. Ese hecho motivó que deseara visitar Dmanisi al día siguiente.
Una vez satisfecho el importe de la entrada al complejo arqueológico (muy barato, apenas 1 euro), me condujeron a una sala donde exhibieron un documental con la historia del hallazgo (en idioma georgiano). Coincidí con un grupo de escolares. Junto a esa sala de cine había dos cabezas mostrando cómo debieron de parecer los ejemplares (masculino y femenino) de Homo Georgicus. Se calcula que su altura era de alrededor de un metro y medio. Quise entrar en el lugar de las excavaciones pero me advirtieron de que estaba prohibido a los profanos. Me paseé entonces por el lugar, rodeándolo, y al cabo de una hora determiné regresar a Tbilisi, parando a merendar por el camino en un pueblo que había sido construido por inmigrantes alemanes en siglos pasados, y donde aún se podían apreciar casas de claras características arquitectónicas germanas.