Desarrollada en torno a un importante santuario, la antigua ciudad de Delfos fue establecida en una ladera del monte Parnaso ya en el periodo preclásico, hace al menos tres mil quinientos años. Su eje central estaba situado en el templo de Apolo, construido en el siglo IV a.C. para albergar el famoso oráculo. Disponía además de otros templos, entre los que hay que mencionar el dedicado a Atenea, estructurado en torno a un tholos. Diversas edificaciones adicionales completaban la población, entre ellas un teatro, al menos dos fuentes que eran usadas para purificarse antes de entrar al santuario, la denominada Estoa de los Atenienses, que fue erigida para conmemorar la victoria en la batalla de Maratón, un gimnasio en el sentido heleno del término y una palestra. En su época de esplendor, especialmente durante los siglos IV y III a.C., en el estadio de Delfos tenían lugar los conocidos como Juegos Píticos, que competían en popularidad con los Juegos Olímpicos, cuyo escenario era el santuario de Zeus en Olimpia. Numerosas piezas halladas en el sitio arqueológico se exponen en el Museo Arqueológico de Delfos.