Del ocre al verde
De los siete emiratos que componen el estado conocido como Emiratos Árabes Unidos, quizás sea Fujairah el de más interés para el viajero. O al menos eso me pareció cuando estuvimos visitándolo a finales de 2005. Este pequeño emirato, de apenas mil quinientos kilómetros cuadrados de extensión, es el segundo menos poblado del país. Y geográficamente tiene dos características que lo hacen distinto del resto. Una de ellas es que su costa está situada en su totalidad en el golfo de Omán, a diferencia de los otros seis emiratos cuya costa se abre mayoritariamente hacia el Golfo Pérsico. Además su territorio es fundamentalmente montañoso, con lo que las precipitaciones son aquí considerablemente más abundantes que en el resto del estado.
En nuestro camino hacia Fujairah atravesamos el territorio de Umm al-Quwain y Ras al-Khaimah. Umm al-Quwain es el emirato menos poblado y el segundo más pequeño del país. Consta de un territorio prácticamente llano y desértico, que se extiende hasta la costa del Golfo Pérsico. Allí está situada la única ciudad del emirato, con igual nombre de difícil pronunciación y muy escaso interés. Ras al-Khaimah tiene una mayor extensión, está más poblado y sus atractivos para el visitante son superiores. Este emirato presume de costa hacia ambos golfos, una zona montañosa donde se localizan algunos wadis espectaculares, una larga historia de la que hay evidencias en un par de sitios arqueológicos y alguna que otra antigua fortaleza construida por europeos que trataron de conquistar estas tierras.
Pero cuando realmente se nota un cambio en el paisaje es al entrar en territorio de Fujairah. El terreno se vuelve montañoso casi en su totalidad, el panorama adquiere un matiz extrañamente verde en contraposición a la tonalidad ocre característica en el resto del estado y numerosos wadis, entre los que destaca el denominado Wadi Wurayah, pueden verse por doquier. Se conoce como tal a los lechos de antiguos ríos, habitualmente secos pero que cuando llueve a raudales, como a veces sucede por estas tierras, se convierten en auténticos torrentes. Algunos llegan a formar incluso cascadas en determinadas ocasiones, lo que constituye un auténtico espectáculo en un terreno que se supone tan seco como éste. Los emiratíes suelen recorrer el fondo de los wadis con sus 4×4, algo muy peligroso en caso de que llegue la lluvia sin avisar por la posibilidad cierta de que el vehículo sea arrastrado por la corriente.
Fujairah también destaca por sus oasis, algunos de ellos con un número de palmeras tan elevado que su visión se pierde en el horizonte. Aquí se encuentran también algunos manantiales de aguas medicinales, muy apreciados por la población local. Hay asimismo varios sitios arqueológicos, que demuestran que la zona está habitada desde tiempo atrás. También destacan un par de fortalezas de interés, el fuerte Fujairah, situado junto a la capital del emirato y que fue construido en el siglo XVII. Y el fuerte al-Bithnah, localizado algo al interior y que data del siglo XVIII. Sin olvidar las playas de arena dorada en la costa del golfo de Omán, muy cerca ya de la tradicional guarida de piratas que a lo largo de la historia ha representado el estrecho de Ormuz.
Y junto a la aldea de al-Bidya, en un maravilloso entorno donde se dan la mano la montaña, el oasis y el mar, se esconde el secreto mejor guardado de Emiratos Árabes Unidos. Se trata de la mezquita homónima, la más antigua del país con sus más de quinientos años de antigüedad. Este pequeño templo tiene la particularidad de poseer cuatro cúpulas, todas ellas sujetas desde un pilar único. Aunque el acceso parecía exclusivo para musulmanes, tuvimos suerte y nos dejaron entrar, aunque para ello Diana tuvo que cubrirse con un chador. En su coqueto interior había unos pocos fieles que justo acababan sus oraciones y se disponían a volver a sus tareas habituales. Uno de ellos me dijo unas palabras en un inglés primario y me saludó efusivamente a la manera local. Supongo que al verla vestida de esa manera pensó que se encontraba ante unos fervientes seguidores del Islam.
Una de las cosas que hago siempre, es ver en el mapa, para situarme bien, lo que me sorprendió fue la zona de Madha, que parecen las Matrioskas.
No entré en Madha, tan solo pasé al lado de este exclave de Omán desde la carretera que bordea la costa de Fujairah. Lo que no sabía, y gracias a tu comentario lo he averiguado, es que dentro de Madha hay a su vez un territorio que pertenece al emirato de Sharjah, parte de los E.A.U. Todos los días se aprende algo nuevo, gracias por la información.
Solo he tenido la oportunidad de conocer Dubai y Abu Dhabi, los más turísticos entre los emiratos que perteneces a EAU. La cuestión es que a principios de diciembre vuelvo a Dubai por 5 días (en este caso, por un tema no estrictamente turístico) pero tengo un día libre entero. Y dudo de acercarme a la península de Musandam en Omán, o visto tu recorrido, a Fujairah. Voy a ir solo o sea que supongo que optaré por lo que me sea más fácil de organizar una vez allí. Has estado en Musandam Floren?
No sé que aconsejarte, Jordi. Nosotros intentamos entrar en Musandam pero tuvimos una historia con el conductor que habíamos contratado y al final no pudimos hacerlo. Supongo que eran otros tiempos y quizás había problemas entre los Emiratos y Omán, no lo tengo claro.
Lo que sí te puedo asegurar es que Fujairah es lo que me pareció más interesante en todos los Emiratos Árabes Unidos, quizás porque tiene poco que ver con el resto. 🙂
En cuanto a Musandam, no sé si conoces esta página:
https://www.mibauldeblogs.com/peninsula-de-musandam-crucero-en-dhow/
Muchas gracias por tu aportación.