Crédito: Navid Linnemann

En tierras azerbaiyanas y turcas, el consumo del çay, o té, trasciende lo meramente gastronómico y se convierte en una práctica social. El çay es una variedad de té negro, que se produce localmente y es preparado en unas teteras artesanales a las que se conoce como çaydanlik. En ocasiones se le añaden especias como jengibre o canela, hierbas como tomillo o tila o frutas como manzana o naranja. Generalmente se sirve en pequeñas tazas de cristal transparente y se bebe muy caliente acompañado de azúcar. Turquía es el mayor consumidor de té del mundo, con cuatro vasos por habitante y día, y también uno de sus principales productores. La cultura del çay es una faceta importante en la vida cotidiana de estas comunidades y resulta fundamental para ajustar y mantener lazos sociales a la vez que sirve como muestra de hospitalidad.