Cuando el agua explota
El Mundo es un corto y no muy caudaloso río que nace en la sierra de Alcaraz y tras un corto recorrido por el sur de la provincia de Albacete finaliza su existencia poco después del embalse de Camarillas, al unirse sus aguas con las del Segura. Y a pesar de su pomposo nombre pasaría seguramente desapercibido si no fuera por su espectacular lugar de nacimiento. Es el llamado Calar del Mundo, zona caliza con numerosos sumideros y simas, donde el río surge de repente desde una cueva formando una cascada de más de cien metros de caída, por lo que este sitio también es conocido como Los Chorros. Toda esta zona es un auténtico paraíso para los espeleólogos, que disponen aquí de un amplio margen de maniobra. Valga como prueba el dato de que la mencionada cueva ha sido explorada en una longitud de más de treinta kilómetros y aún no se ha llegado hasta el final.
A pocos kilómetros de este lugar se encuentra la localidad de Riópar, que consta de dos núcleos de población. El denominado actualmente de tal manera era conocido con anterioridad como Fábricas de San Juan de Alcaraz, debido a una industria que allí se instaló en el siglo XVIII, y tiene escaso interés para el visitante. En las proximidades se encuentra el ahora llamado Riópar Viejo, anteriormente desprovisto de calificativo alguno. Era éste el núcleo original, cuya población fue poco a poco desplazándose hacia el asentamiento vecino para trabajar en la industria antes mencionada. Riópar Viejo llegó a quedar totalmente despoblado, hasta que a finales del siglo XX se tomaron felizmente iniciativas para su recuperación. Merece la pena acercarse hasta este lugar casi fantasma, situado en un emplazamiento privilegiado, y dar una vuelta por sus viejas calles, admirar su bonita iglesia del siglo XV y subir hasta las ruinas de su castillo, desde donde se disfruta de excelentes vistas.
Alcaraz es la población que da nombre a toda esta zona serrana. Se trata de una villa que llegó a ser muy importante en los siglos XV y XVI, aunque luego fue decayendo poco a poco. De su antiguo esplendor quedan buenas muestras arquitectónicas por todo el pueblo, que está declarado Conjunto Histórico-Artístico. En un cerro cercano se encuentran las ruinas de su antiguo castillo de origen árabe. Pero lo más destacable de Alcaraz es su magnífica Plaza Mayor, con las torres renacentistas de la Trinidad, religiosa, y del Tardón, civil, situadas una junto a la otra como en un estado de permanente reto desde hace casi medio milenio. Como no podía ser de otra forma, la estrechísima calle que las separa se llama Entretorres. Cerca de ellas se hallan otros edificios de mucho interés, como el Ayuntamiento, la lonja del Corregidor o la de la Regatería, todos con atractivos soportales.
Aguas abajo del río Mundo se encuentra la localidad de Liétor, que no tiene demasiado interés salvo porque allí está situada la denominada ermita de Belén. Exteriormente este edificio no suele resultar demasiado atractivo a los ojos del viajero, pero cuando se traspasa el umbral de entrada la impresión suele cambiar considerablemente. La ermita alberga una impresionante colección de pinturas murales del siglo XVIII, que dan a su interior una característica imagen alegre. Desconozco quien tuvo la idea de decorar el templo de tal manera y por qué lo hizo, pero debo agradecérselo pues la absoluta falta de trascendencia que desprenden estos murales logra un resultado encantador, al menos desde mi punto de vista de poco experto en el tema.
Era primavera de 2008 cuando llegamos hasta el pie de la pared de piedra donde está situada la cueva de Los Chorros. Hacía pocos días que se había producido el curioso fenómeno conocido como el reventón, durante el cual el agua parece que sale de la cueva como si de una manguera a presión se tratara y produce un sonido similar a una explosión que se oye desde una distancia lejana. Tuvimos suerte, había llovido bastante en la zona los días previos y la imponente cascada presentaba una imagen sobrecogedora, con una ingente cantidad de agua desplomándose por el precipicio y dirigiéndose rauda ladera abajo para constituir un incipiente río Mundo. Asistíamos una vez más al espectáculo de la naturaleza en todo su esplendor, en vivo y riguroso directo.
Espectacular los Chorros o Calar del Río Mundo. Nosotros lo encontramos con mucha menos agua, y eso que era primavera.
Alcaraz nos encantó, y Liétor nos decepcionó, y eso que su ubicación, colgado en un acantilado sobre el río Mundo «promete». Como bien dices, es de poco interés. Saludos
Supongo que es cuestión de suerte y de las lluvias de los días anteriores, Dani. Parece ser que este invierno ha tenido bastante agua también. Coincido contigo en la opinión sobre Alcaraz, y en Liétor lo único que merece la pena en mi opinión es el interior de la ermita.
Un abrazo.