Desde tiempos remotos, la creación de cruces está muy extendida en Lituania. Generalmente están hechas de madera de roble y se utilizan en ceremonias religiosas y otro tipo de tradiciones, como las fiestas celebradas en época de cosecha. Fuertemente vinculadas con el catolicismo dominante en el país, suelen ser consagradas por los sacerdotes, por lo que son consideradas sagradas. Su altura puede llegar a ser de varios metros y se encuentran dispersas por todo el territorio lituano, generalmente en cementerios, en la entrada a las poblaciones o junto a los caminos y carreteras. Su simbolismo se pone de manifiesto especialmente en la conocida como Colina de las Cruces, lugar de peregrinación cercano a la ciudad de Šiauliai donde se acumulan más de cien mil elementos en un espacio reducido. Sobresale también el monumento denominado Las Tres Cruces, construido en la ciudad de Vilnius sobre una colina donde se encontraban tres cruces de madera desde la primera mitad del siglo XVII.