Costa Vasca (por Jorge Sánchez)
Este escénico geoparque lo recorrí a pie un mes de enero del año 2011, en el transcurso de mi peregrinaje del Camino del Norte a Santiago de Compostela siguiendo la costa del mar Cantábrico. Empezando en Irún me tomó 23 días caminando, a una media de 40 kilómetros al día. El geoparque está conformado por tres poblaciones vascas: Zumaya (conocida por su industria naval), Deva (famosa por su comercio), y Mutriku (gran experta en la caza de la ballena en el pasado). Además de admirar la costa también aprecié los cascos antiguos de estas tres poblaciones medievales, con sus calles estrechas adoquinadas más algunos palacios y casas solariegas de bella arquitectura.
El primer día de marcha alcance Orio y no llegué aún a la costa vasca del geoparque, aunque recuerdo bien esa jornada por la belleza de la bahía de la concha de San Sebastián (Donostia) más las paradas por el camino donde me encontré mesas para los peregrinos con la frase ‘Ultreia’, más una botella de agua y un sello para estampar en la credencial del peregrino. Pasando por Getaria me detuve unos minutos para ver los varios monumentos dedicados a Juan Sebastián Elcano, el que diera en la historia de la Humanidad la primera circunvalación del planeta junto a Magallanes (aunque éste muriera sin concluirla en la isla filipina de Mactán).
Pero el segundo día sí que ya atravesé este geoparque pues escalé en Zumaya y pernocté en el refugio de Deva. El camino discurría por senderos paralelos al mar penetrando a veces en un denso follaje. Contemplé la belleza de esa costa vasca con los montes y las playas; vi ovejas pastando en sus campos y numerosos caseríos típicos vascos. Por el camino saludaba a las gentes al pasar, las cuales parecía que aprobaban el peregrinaje pues todo el mundo me sonreía de manera franca, y hasta algunos me acompañaban unos metros para conversar o invitarme a un txacolí. En cada pueblo importante me detenía para entrar en su catedral o parroquia, comprar un cirio al monaguillo y rezar un rato pidiendo al Apóstol Santiago tener un camino fructuoso.
El tercer día, al acercarme a Mutriku, se me unió por el camino una señora para mostrarme el centro de esa ciudad y la estatua de su héroe principal, el científico y marino Cosme Damián Churruca. Me comentó acerca de él: El tonto hizo caso a los traidores franceses y por eso murió en la batalla de Trafalgar. A media tarde alcancé agotado el Monasterio de Zenarruza, adonde llegué mojado hasta los huesos por haberme pillado el xirimiri por el camino, pero el padre Gregorio me dio una toalla para secarme y me ofreció una celda muy acogedora para pasar esa noche calentito. Finalizaba así mi tránsito por el bello geoparque de la Costa Vasca.