Incendiada durante la infausta Guerra Civil española, la castellonense concatedral de Santa María hubo de ser reconstruida con posterioridad. Su edificación había comenzado en el siglo XII, aunque las obras no quedaron concluidas hasta mediados del siglo XVI. A finales de ese mismo siglo quedó finalizado su campanario exento. Localmente conocido como El Fadrí, que puede traducirse como soltero, responde al arquetipo de torre gótica valenciana. Mide casi sesenta metros, tiene planta octogonal y consta de cuatro tramos diferenciados, cada uno de ellos con una funcionalidad particular. La versión actual del templo incluye tres naves cubiertas por bóveda de crucería y finalizadas en un ábside pentagonal. La fachada principal es neogótica y dispone de accesos independientes a cada una de las naves. Las fachadas laterales son originales y están realizadas en estilo gótico valenciano. La concatedral de Santa María comparte la sede de la diócesis de Segorbe-Castellón con la catedral de Segorbe. Tanto el templo en sí como su campanario están declarados Bien de Interés Cultural con categoría de Monumento.