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Situado a orillas del río homónimo, a las afueras de la ciudad de Soria, el claustro de San Juan de Duero formaba parte de un antiguo monasterio que fue fundado en el siglo XII por miembros de la Orden de Malta. El cenobio estuvo habitado por monjes hasta el siglo XVIII, siendo abandonado posteriormente. Tras un largo periodo de olvido, fue protegido a finales del siglo XIX. Se han conservado parte de la iglesia y el claustro, que servía de nexo de unión entre los diferentes elementos del monasterio y destaca por su innovador diseño. Al parecer, fue construido en dos fases, la primera durante la creación del monasterio en sí mismo y la segunda aproximadamente un siglo más tarde. El tramo inicial presenta arcos de herradura y responde a un modelo románico más puro. Las otras tres crujías se sustentan mediante arcos apuntados, entrelazados en dos de ellas, con evidentes influencias bizantinas y árabes. El conjunto estaba rematado por una cubierta de madera, que posiblemente se quemó tras el abandono del lugar.