Con sus casas blancas trepando por la ladera de un vertiginoso promontorio, la localidad de Chulilla hace honor al término que la define. Si a ello le añadimos que la población termina justo al borde de la profunda hoz que forma el río Turia a su paso por estas tierras valencianas, protegida bajo la denominación de Paraje Natural Los Calderones, no quedan dudas sobre la espectacularidad de su emplazamiento. Etimológicamente hablando, parece ser que la palabra Chulilla procede de algún patronímico de origen árabe aún desconocido. En su abigarrado conjunto destaca el castillo de origen almohade, que alberga restos al parecer romanos y cuya funcionalidad era la de proteger la villa ante ataques provenientes de la cima del cerro sobre el que está situado.