Chhatrapati Shivaji (por Jorge Sánchez)
Me encanta viajar en tren, mucho más que en autobús, en barco o en avión. Y la India es un paraíso para los amantes de este medio de locomoción, por ello me puse muy contento cuando en el año 2004 la organización UNESCO declaró patrimonio mundial la antigua estación Victoria, renombrada Chhatrapati Shivaji en honor a un rey del siglo XVII nacido en Maharastra (Maharastra es un estado de la India, cuya capital es Mumbai). Esa estación la había visitado 6 veces durante mis diversos viajes por la India en el año 1988. Además, pocos años antes, en el 1999, Ferrocarriles de montaña de la India también había sido añadida a la lista, y de sus tres tramos (el de Darjeeling, el de Tamil Nadu y el de Shimla) había viajado por los dos primeros.
Cada vez que entonces iba a Mumbai (en mis tiempos llamada Bombay) o salía de esa ciudad, siempre utilizaba esa estación, tanto para venir desde Puna o de Ahmedabad, como para dirigirme a Goa o a Kolkata (Calcuta en mis tiempos).
Lo único que lamenté durante esas 6 visitas a la estación Victoria, fue que no se podía visitar más que la sala para comprar los billetes de tren y poco más, aparte de las plataformas. El resto del enorme y bello edificio consistía en oficinas adonde no se podía acceder. Más tarde me enteré de que en el interior había un museo que se podía visitar comprando un tour con un guía que te explicaba la historia.
En compensación, el exterior de la estación sí que se podía admirar, y eso era gratuito. Desde fuera ese edificio colosal, construido por un arquitecto británico, producía una sensación de magnificencia y hasta de respeto, como los autobuses ingleses de dos plantas, o los taxis de Londres en un Rolls-Royce.
Mumbai es considerada la capital gótica de Asia, y edificios como ese lo confirmaban, aunque el estilo de esa estación es más bien denominado gótico-victoriano, o indo-gótico. Y hasta he leído en algunos sitios que su estilo es sarraceno.
Quien haya visitado Reus, en Tarragona (España), le resultará familiar la estructura de esa estación india. A mí me recordó al Instituto Pedro Mata (así se llamaba cuando se fundó, aunque hoy han cambiado Pedro por Pere), del arquitecto barcelonés Lluis Domenech Montaner, que había visitado años antes.