Localizado en el margen derecho del río Danubio a su paso por la capital austriaca, el centro histórico de Viena constituye un conjunto monumental de primer orden. La mayor parte de estas edificaciones fueron construidas durante tres épocas diferentes, en las cuales la ciudad vienesa vivió sus principales periodos de esplendor. Cronológicamente, la primera se sitúa en la Edad Media y en ella destacan especialmente la grandiosa Catedral de San Esteban y el palacio Hofburg. Numerosas edificaciones de interés surgieron durante el barroco, entre las que hay que mencionar la iglesia de San Carlos Borromeo y los palacios Belvedere y Schwarzenberg. Entre la segunda mitad del siglo XIX y las primeras décadas del siglo XX se desarrolló el periodo historicista, aquí denominado Gründerzeit, y fue entonces cuando se construyeron el Ayuntamiento, los palacios de la Ópera y del Parlamento y los cuasi gemelos museos de Historia Natural e Historia del Arte, situados ambos en la plaza de María Teresa.