Constituida a partir de la actual Narikala, ciudadela fundada en el siglo IV sobre un cerro que domina la población, Tbilisi ha sido la capital de Georgia desde entonces, salvo alguna excepción temporal. Tras unas décadas de esplendor ocurridas aproximadamente en el siglo XII, la ciudad entró en un periodo oscuro que se extendió aproximadamente hasta el siglo XVIII. En esa época fue asolada por la peste negra e invadida por mongoles, timúridas, persas y otomanos. Tras unirse al Imperio Ruso, primero por las buenas y después por las malas, se convirtió por fin en la capital del estado independiente georgiano hace menos de tres décadas. Su casco antiguo se estructura en torno al distrito de Narikala, zona más antigua de la localidad, y la monumental avenida Rustaveli. Entre sus construcciones destacan la mencionada Narikala, las iglesias de Metekhi y Kashveti, diversos teatros y museos, el edificio del Parlamento y la basílica de Anchiskhati, templo construido en el siglo VI que es el más antiguo de Georgia.