Cementerio marítimo de Sulina (Sulina, Rumanía)
Localmente conocido como el camposanto vivo, el cementerio marítimo de Sulina es un lugar único en Europa. Debido a la condición de puerto franco de la población más oriental de Rumanía, ciudadanos de hasta dieciocho nacionalidades diferentes convivieron en ella, por lo que la necrópolis hubo de ser adaptada a esta realidad. Para ello fue dividida en varias zonas dedicadas a diferentes credos, predominantemente el ortodoxo, pero también otras ramas del cristianismo, el judaísmo y el Islam. La mayor parte de las tumbas están ocupadas por marinos, pero también las hay que contienen diplomáticos, piratas y hasta princesas, como la de Cătălina Moruzi, nieta del príncipe de Moldavia Ioan Sturdza. Existen diversas leyendas relacionadas con varias de las sepulturas, como la del pirata Kontoguris, cuya lápida tiene grabada un par de tibias y una calavera, de quien se dice que dejó enterrado un gran tesoro en una playa cercana a este lugar. Más romántica es la historia de los enamorados británicos William Webster y Margaret Ann Pinca, que provenían de familias rivales y murieron en un naufragio intentando salvarse uno al otro. Fundado en el siglo XIX, el último enterramiento del que se tiene constancia en el cementerio marítimo de Sulina data de 1938.