Destino final de la archiconocida ruta de peregrinación denominada Camino de Santiago, la catedral de Santiago de Compostela tiene su origen en una capilla construida en el lugar donde, de acuerdo con la tradición cristiana, se encontró la tumba del apóstol Santiago de Zebedeo. Ocurrió esto a comienzos del siglo IX y el mencionado templo fue reemplazado por una iglesia prerrománica a finales de ese mismo siglo. Ésta fue destruida por el caudillo musulmán Almanzor a finales del siglo X y aproximadamente un siglo más tarde comenzó la edificación de la catedral actual, muy reformada posteriormente. Tiene planta de cruz latina, con unas dimensiones de un centenar por setenta metros, alcanzando más de treinta metros de altura en su punto superior. Consta de cuatro fachadas, entre la que destaca la del Obradoiro, construida a mediados del siglo XVIII en estilo barroco para proteger la magnífica representación escultórica del Pórtico de la Gloria. Está flanqueada por dos torres de unos ochenta metros de altura, una de ellas del siglo XV y la otra levantada a imitación de la anterior en el siglo XVIII. Hay que mencionar también el famoso incensario conocido como Botafumeiro, que mide un metro sesenta y supera los cien kilos de peso cuando está cargado de incienso con el fin de perfumar el templo.