Auténtica amalgama de estilos, la catedral de Lugo comenzó a ser construida en su versión actual durante la primera mitad del siglo XII. En el mismo lugar existió un templo anterior al menos desde el siglo VIII, que al parecer sirvió de modelo a la catedral de Oviedo. Hay que mencionar la puerta norte, con detalles románicos como una representación del Pantocrátor en la mandorla. Por su parte, la denominada Torre Vieja es gótica, excepto el último tramo que es renacentista. El claustro es barroco, mientras que la portada principal es puramente neoclásica y fue concluida ya a finales del siglo XIX con la finalización de sus dos torres. En su interior destacan el coro de sillería y la capilla de San Froilán, dedicada al patrón de la ciudad.