También denominada catedral de la Transfiguración del Señor, la catedral de Santa María de Huesca es un templo gótico cuya construcción fue auspiciada por Jaime I de Aragón en la segunda mitad del siglo XIII. Al igual que ocurrió en otros casos similares, el templo se erigió sobre lo que fue la mezquita aljama de la población, de la que únicamente se conserva un arco de herradura en el claustro. Las obras se prolongaron hasta comienzos del siglo XVI, aunque el resultado final es bastante coherente arquitectónicamente hablando. El interior del templo es puramente gótico y en él destaca un retablo de alabastro cuyo autor fue Damián Forment. El campanario tiene traza pentagonal y estaba rematado por un chapitel que fue destruido durante la Guerra Civil y no se ha repuesto. Destaca en el conjunto el tímpano de la portada principal, realización gótica de mediados del siglo XV que representa a la Virgen con el Niño y los Reyes Magos a su derecha.