Catedral de San Ruperto y San Virgilio (Salzburgo, Austria)
San Ruperto fue el primer obispo de Salzburgo y quien comenzó los trabajos de fundación de su catedral a principios del siglo VIII. Tras su fallecimiento la construcción fue retomada en la segunda mitad del mismo siglo por encargo de San Virgilio, también obispo local. La edificación resultante debía ser imponente para la época, puesto que su longitud se acercaba a los setenta metros y su anchura superaba los treinta. Tenía planta basilical y hubo de ser reconstruida tres veces, durante los siglos IX, XI y XII. Con el paso del tiempo su estado fue empeorando y a finales del siglo XVI se decidió demolerla y construir un nuevo templo que resultara acorde con los parámetros barrocos imperantes entonces. El arquitecto elegido fue el italiano Vincenzo Scamozzi, aunque finalmente el responsable del proyecto fue el también italiano Santino Solari. Las obras duraron tan solo quince años, todo un récord para una grandiosa edificación de más de ciento cuarenta metros de largo y treinta y tres de alto en el punto culminante de su cúpula. En su interior pueden verse parte de los cimientos de la basílica original, así como una pila bautismal del siglo XIV. En ella fue bautizado Wolfgang Amadeus Mozart el día después de su nacimiento. En la actualidad, la catedral alberga hasta cinco órganos, entre los que sobresale el construido por el alemán Josef Christoph Egedacher a comienzos del siglo XVIII. Este ejemplar fue utilizado por el propio Mozart cuando fue organista de la catedral. El más reciente de todos ellos, también de fabricación germana, comenzó a sonar en 1988 y es el que suele oírse en la actualidad. Asistir a un concierto de órgano en el recinto catedralicio resulta una experiencia incomparable.