Crédito: Diego Delso
A diferencia de otras, la catedral de Badajoz no ocupa el lugar donde estuvo situada la mezquita local en época musulmana, sino que fue edificada sobre los restos de una iglesia visigoda anterior. Los trabajos comenzaron a mediados del siglo XIII, tras la conquista de la ciudad pacense por Alfonso IX de León. Por consiguiente, en sus comienzos fue un templo gótico, aunque los añadidos que se realizaron hasta el siglo XVIII le proporcionaron un aspecto ecléctico al incluir elementos renacentistas y barrocos. Tiene planta de cruz latina con tres naves y transepto, siendo la altura de este último y de la nave central superior a la de las laterales. Las bóvedas son de crucería, excepto las de algunas capillas y la del espacio adyacente a la portada de San Blas, que es de cañón demostrando su origen renacentista. En el interior sobresale poderosamente el coro, obra de Jerónimo de Valencia de mediados del siglo XVI. Otro aspecto destacable del templo es su torre campanario, compuesto de cuatro cuerpos y que se eleva hasta unos cuarenta metros de altura. Está situada en el lado derecho de la fachada principal y debería existir otra igual en su lado izquierdo, pero por diversos motivos nunca llegó a concretarse. De la importancia de esta catedral dedicada a San Juan Bautista da idea el hecho de que varias bodas reales se han celebrado en su interior, entre ellas la del futuro monarca Fernando VI con Bárbara de Braganza en 1729.
