Originalmente construida a comienzos del siglo IV, la catedral de Split está considerada como la catedral católica más antigua entre las que han llegado hasta nuestros días. Su función inicial fue la de servir como mausoleo del emperador Diocleciano, irónicamente famoso por las persecuciones que ordenó en contra de los cristianos. Fue consagrada en el siglo VII y dedicada a San Duje, patrón de esta ciudad dálmata. En el siglo XII le fue adosada una magnífica torre románica, mientras que en el siglo XVII se añadió un coro en la parte este del mausoleo. Son de destacar las puertas de madera que dan acceso a la entrada principal del templo, que fueron grabadas en el siglo XIII y constituyen uno de los mejores ejemplos de escultura románica en Croacia.