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Auténtica amalgama de estilos que conforman un conjunto de una grandiosidad poco usual, la catedral de Jaén comenzó a ser edificada en el siglo XVI con el fin de reemplazar un templo gótico anterior. Dedicada a la Asunción desde que la sede episcopal se trasladó de Baeza a Jaén a mediados del siglo XIII, diversos maestros de obras participaron en su construcción. El primero de ellos fue Pedro de Vandelvira, a quien sustituyó su hijo, el insigne arquitecto renacentista Andrés de Vandelvira. A éste se deben la sala capitular, la sacristía, la cripta, varias capillas y una portada. La impresionante fachada principal fue obra del arquitecto barroco Eufrasio López de Rojas, mientras que el coro, uno de los más grandes de España, es neoclásico. En su interior se venera la reliquia del Santo Rostro, de la que se asegura que representa la cara verdadera de Jesucristo. Afectada por el terremoto de Lisboa, con el fin de salvar el desnivel causado por el seísmo hubo de construirse adosada a ella la iglesia del Sagrario, cuyo diseño fue obra del arquitecto neoclásico Ventura Rodríguez.