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Con espacio suficiente para albergar a unos siete mil fieles, la catedral de Alexander Nevsky de Sofía es uno de los diez templos ortodoxos más grandes del mundo. A finales del siglo XIX se planificó su construcción con el fin de honrar a los soldados rusos muertos durante la guerra turco-rusa sucedida poco antes, que dio como resultado la liberación de Bulgaria de las garras otomanas. Los trabajos se realizaron a comienzos del siglo siguiente y el responsable fue el arquitecto ruso Alexander Pomerantsev. El resultado fue una magnífica edificación en estilo neobizantino, que supera los setenta metros de altura y cuya denominación hace referencia a un santo de la Iglesia ortodoxa, príncipe de Novgorod y firme defensor del cristianismo en época medieval. Tiene planta de cruz griega, con el interior decorado en mármol, ónice y alabastro. Sobresale una grandiosa cúpula central recubierta por oro plateado, que se eleva cuarenta y cinco metros sobre el suelo. El campanario luce de manera similar y alcanza una altura superior, cincuenta y tres metros. En su interior se expone una valiosa colección de iconos, además de una reliquia de Alexander Nevsky donada por la Iglesia ortodoxa rusa.
