Adaptado a la perfección a las sinuosidades del terreno, el castillo de la localidad alicantina de Sax fue construido por los almohades en el siglo XII. Al pasar a manos cristianas con posterioridad sufrió algunas reformas, entre ellas la edificación de una nueva torre del homenaje en el siglo XIV. El risco de aspecto inexpugnable sobre el que se eleva ha dado nombre a la población que se desarrolló con posterioridad a su sombra, pues al parecer Sax deriva de la palabra latina saxum, que significa peñasco. Tiene forma alargada, con sendas torres en cada uno de sus extremos. A la del homenaje se accedía mediante un puente levadizo, que aseguraba un perfecto aislamiento al retirarlo.