Con una longitud algo inferior a los tres kilómetros, Calea Victoriei cruza el centro de Bucarest desde el noroeste al sur, concentrando buena parte de los monumentos de la capital rumana en sus laterales. Existe constancia de ella al menos desde el siglo XVI, cuando era conocida como Ulița Mare, debido a su longitud. Pasó luego a denominarse Drumul Brașovului, puesto que en ella se iniciaba el trayecto hacia la ciudad de Brașov. A finales del siglo XVII fue renombrada como Podul Mogoșoaiei, al ser edificado a las afueras de la ciudad el palacio Mogoșoaia y servirle como acceso. Su actual nombre lo adquirió a finales del siglo XIX, tras la victoria en la Guerra de la Independencia de Rumanía. El tramo superior de la calle discurre entre Piața Victoriei y el cruce con Bulevardul Dacia, destacando entre otros puntos de interés el magnífico Palacio Cantacuzino, construido a comienzos del siglo XX en estilo Art Nouveau y que actualmente alberga el Museo George Enescu. Su tramo medio, entre el mencionado bulevar y Piața Revoluției, supone el eje central del centro histórico de Bucarest y ofrece un patrimonio fuera de lo común. Destacan el magnífico Ateneo, obra de reminiscencias francesas de finales del siglo XIX; el antiguo Palacio Real, en la actualidad Museo Nacional de Arte, con una extraordinaria colección de pintura europea; la Biblioteca Central de la Universidad de Bucarest, situada justo enfrente; y la iglesia Crețulescu, una de las más atractivas de la ciudad. Por último, el tramo inferior llega hasta el río Dâmbovița y en él sobresalen el Palacio C.E.C., edificado a comienzos del siglo XX como sede del banco más antiguo de Rumanía, y la sede del Museo Nacional de Historia, obra coetánea que guarda una colección que se remonta a tiempos prehistóricos.
