Considerado durante mucho tiempo el punto más meridional del continente africano, el cabo de Buena Esperanza debe su nombre al rey Jôao II de Portugal, que así lo denominó debido a la esperanza de encontrar una ruta hacia la India que le suscitó el hecho de ser doblado. Anteriormente había sido denominado cabo de las Tormentas por el navegante luso Bartolomeu Dias, por las muchas a las que tuvo que hacer frente cuando lo descubrió en su intento de llegar a Asia por mar. En realidad, el punto más al sur de África así como la unión entre los océanos Atlántico e Índico se encuentran no lejos de allí, en el denominado cabo Agujas. A la singularidad del cabo de Buena Esperanza se une el hecho de formar parte de la región florística del Cabo, la más pequeña de las seis existentes en el Planeta Tierra pero con una increíble biodiversidad que se manifiesta en una enorme variedad de especies vegetales, la mayoría de ellas endémica. A destacar también la variada fauna, entre la que destacan los curiosos babuinos chacma, de este lugar.