Establecida en ambas orillas del Danubio, muy cerca de la frontera que separa a Eslovaquia de Austria, Bratislava es la capital del estado eslovaco que quedó constituido tras la disolución de Checoslovaquia en 1993. Se tienen noticias de la población desde comienzos del siglo X, cuando formaba parte del denominado Reino de Hungría. Entonces era conocida como Brezalauspurc, para pasar a ser llamada Preslava y Pressburg con posterioridad. No adquirió su denominación actual hasta mediados del siglo XIX, cuando la ciudad formaba parte del Imperio Austrohúngaro. Durante el desgraciado siglo XX sufrió numerosas vicisitudes, que se resumen en la creación de Checoslovaquia tras la Primera Guerra Mundial; la independencia de la República Eslovaca por un corto periodo de tiempo durante la Segunda Guerra Mundial; el retorno de Checoslovaquia bajo control soviético tras esa contienda; y la independencia eslovaca definitiva hace ahora treinta años. Bratislava ha sabido conservar un centro histórico de reducidas dimensiones pero indudable interés, en el que sobresalen diversos palacios barrocos. Su población actual es algo inferior al medio millón de habitantes y está considerada el centro cultural y económico por excelencia en Eslovaquia. Entre las costumbres locales cabe mencionar el modrotlač, técnica tradicional de teñido en azul índigo.