Bosques hircanos (por Jorge Sánchez)
UNESCO divide este candidato a Patrimonio Mundial en quince bosques lindando con el mar Caspio, repartidos entre Azerbaiyán e Irán. Yo llegué a visitar a la velocidad de la luz cuatro de ellos, lo cual no está mal.
El primero, llamado Koshk e Daran, lo penetré durante mi viaje desde la fortaleza del Viejo de la Montaña en Alamut hasta las orillas del mar Caspio, e incluso dormí en una casa de huéspedes en el interior del bosque (donde la anfitriona me sirvió una cena opípara a base de pescado y arroz con especias). Viajaba en un jeep junto a un viajero francés, y su chófer nos iba dando explicaciones del bosque por el camino, haciendo alguna parada que otra. El día siguiente, en mi camino en autobús a Teherán volví a atravesar otro de estos bosques, llamado Chahar Bagh. Y dos semanas antes también visité dos de ellos (aunque de pasada) en el Parque Nacional de Golestán, durante mi viaje a Mashhad.
Por las explicaciones del chófer iraní, supe que entre la variedad de flora destacaban el castaño, el árbol llamado «de la seda persa», los robles y las hayas. La superficie de todos estos bosques, situados al sur del mar Caspio, ocupa una extensión de unos 55.000 kilómetros cuadrados, lo que corresponde a las autonomías de Aragón y Madrid juntas. También ese día de viaje al mar Caspio aprendí que muchas aves se reproducen en esos bosques durante sus viajes migratorios entre África y Rusia.