Borobudur (por Jorge Sánchez)
Encontrándome en Yogyakarta planeé visitar en los dos días sucesivos los templos de Borobudur y Prambanan; el primero budista y el segundo hindú. Consecuentemente, al día siguiente tomé un autobús para visitar en primer lugar el impresionante complejo de templos budistas de Borobudur, cuyo diseño simboliza la estructura del Universo. En el centro había una estructura prodigiosa de forma piramidal con 72 estupas y sus 72 estatuas de Buda, que constituye el templo budista más grande del mundo. Me sorprendió la calidad y perfección de los bajorrelieves, así como las expresiones de los rostros de las estatuas de Buda, las cuales expresaban perfección; tenían una mirada de plenitud que parecía reflejar que comprendían el propósito de la vida. La situación del templo, al igual que en construcciones budistas similares en otras partes de Asia, era muy sorprendente, asentado sobre una colina rodeada de altas montañas.
Era el año 1983 cuando visité por primera vez Borobudur (volvería otras veces en años posteriores) y el conjunto no estaba incluido en la lista de UNESCO (lo estaría el año 1991), cosa que por otra parte yo entonces ignoraba y si viajé allí fue motivado porque en aquellos tiempos estaba muy interesado en la religión budista y acababa de vivir unos meses como monje en un monasterio Budista Zen al norte de Kioto, en Japón. Los demás visitantes al sitio eran prácticamente todos nativos indonesios y muchos de ellos habían ido allí en peregrinaje, cosa que advertí cuando hacían ceremonias ante las estatuas vestidos como monjes en los tres niveles del templo simbolizando la cosmología budista. También observé unos pocos viajeros individuales de origen europeo, pero no había grupos programados de docenas y docenas de turistas occidentales con sus cámaras fotográficas y vídeos más vendedores de máscaras de madera que les hostigaban, cosa que sí noté en ulteriores viajes a Borobudur. Regresé muy satisfecho a mi hotel en Yogyakarta y al día siguiente viajé en autobús a Prambanan.