Bolgar (por Jorge Sánchez)
Me tomó la mayor parte del día visitar este sitio UNESCO. En el centro de Kazán abordé en el río Volga un barco rápido, que los rusos llaman Meteor, y 2 horas más tarde me depositó cerca de Bolgar, la «Bulgaria del Volga», donde un minibús esperaba a los turistas para, por 30 rublos, dejarlos a la entrada del sitio UNESCO. Enseguida comprobé que Bolgar se componía de dos partes; la primera y más cercana era una especie de trampa turística, con tiendas de souvenires, un museo dedicado a la fabricación del pan, un molino, restaurantes ofreciendo pinchos morunos, etc. Los que viajaron en mi barco eran rusos en su mayoría, y como era un domingo se habían llevado a sus hijos. Los tártaros visten de manera distinta a los rusos, sobre todo las mujeres, pero apenas vi ninguno en ese barco.
Lo mejor era la mezquita, de construcción reciente (2012) adonde llegaban los fieles tártaros a rezar, pues era un lugar de peregrinaje, ya que fue en Bolgar donde los tártaros de la Horda de Oro aceptaron convertirse al Islam, y donde se preserva el Corán más pesado del mundo (800 kilos). Entré en esa mezquita, tras descalzarme; nadie me preguntó si era cristiano o musulmán, pues la visita era libre y, además, te permitían hacer fotos.
Tras ello caminé hacia el sitio arqueológico en sí, que distaba un kilómetro. En la entrada había un signo de UNESCO, por lo que le pedí a un indígena que me tomara una foto. Una vez en el complejo recorrí por unas 3 horas todos los edificios que comprenden este histórico lugar, donde, además de mezquitas con minaretes y mausoleos, había una iglesia ortodoxa convertida en museo, que me apresté a visitar. El gran palacio del Jan, a orillas del Volga, estaba en obras, por lo que no pude admirarlo en todo su esplendor. Otro edificio, parecido a un palacio, estaba cerrado y por ello no pude ver el documento firmado por los tártaros ante una delegación musulmana venida desde Bagdad para que los tártaros se convirtieran al Islam. También allí había cafeterías y venta de souvenires, más alquiler de ropa para disfrazarte de Gengis Jan.
Salvo en la iglesia/museo, en ningún otro sitio me hicieron pagar por entrar. Los mausoleos eran de antiguos líderes religiosos, o bien militares, como el del Gran Jan. Los letreros estaban escritos en ruso, tártaro e inglés. A media tarde abordé de nuevo el barco a través del Volga, que me devolvió al centro de Kazán.