Fundada como Egitania en tiempos romanos, la actual aldea lusa de Idanha-a-Velha pasó posteriormente a manos de suevos y visigodos, bajo cuyo dominio debió prosperar sobremanera. No en vano fue el lugar elegido para construir una basílica de tres naves que, por sus dimensiones, debía ser una auténtica catedral en aquellos tiempos primigenios del siglo VI. Erigida sobre un templo anterior, probablemente suevo, mantiene hoy día su estructura de basílica visigótica, siendo la más antigua de las que existen en la Península Ibérica. A pesar de que, como demuestra el aspecto gótico de su puerta de acceso, fue considerablemente restaurada en los siglos venideros.