Con unos cuatrocientos treinta kilómetros cuadrados de superficie y constituyendo un país por sí sola, la isla de Barbados es la más oriental de todas las Pequeñas Antillas. Comparada con sus vecinas es considerablemente plana debido a su origen coralino y, como tal, carece prácticamente por completo de corrientes de agua dulce. Sus habitantes, en su inmensa mayoría descendientes de esclavos africanos, se llaman a sí mismos bajans y presentan una ascendencia británica considerablemente superior a la del resto de islas caribeñas, a pesar de que Barbados fue primero colonizada por españoles y más tarde por portugueses, a quienes debe su nombre. Su capital es Bridgetown, en cuyo centro histórico pueden verse buenas muestras de arquitectura colonial, y presumen de una tasa de alfabetización cercana al 100%, que los sitúa entre los cinco países más alfabetizados del mundo. Desde mediados del siglo XVII se desarrolló en la isla una industria productora de azúcar, que dio como resultado la fabricación del prestigioso ron local. Diversos lugares relacionados con esta actividad, entre los que se encuentran antiguas haciendas, la abadía de San Nicolás, el molino Morgan Lewis y la destilería Mount Gay son candidatos para ser declarados Patrimonio Mundial por la UNESCO desde 2014.
