Situada a más de mil ciento treinta metros de altitud, Ávila es la capital de provincia más elevada de España. Su fundación no está del todo clara, aunque es posible que su origen fuera vetón y que corresponda a la antigua Obila, citada por Ptolomeo en su tratado de geografía. Los romanos la conocían también con esa denominación, que posteriormente se convirtió en Abila, de donde evolucionó a la actual. No quedan demasiados vestigios de esa época, excepto un puente, tramos de una calzada y algunos restos de mosaicos. Tras pasar desapercibida en tiempos visigodos y musulmanes, la población resurgió en el medievo. De ese periodo es su muralla, posiblemente la mejor conservada en todo el continente europeo. También comenzaron entonces a surgir iglesias en el centro histórico, repartido entre el interior y el exterior del recinto amurallado. Entre aquéllas destaca la catedral, mientras que de éstas hay que mencionar las iglesias dedicadas a San Vicente, San Pedro, San Andrés y Santiago, además de la ermita de San Segundo. Durante el Renacimiento fueron construidos numerosos palacios y casas señoriales por parte de familias locales como los Dávila, los Verdugo o los Velada. Tras un periodo oscuro en el que incluso se pensó en derribar la muralla, Ávila cuenta en la actualidad con unos sesenta mil habitantes y presume de su oferta cultural y gastronómica.