Edificado sobre una colina a casi mil doscientos metros de altura, el arco romano de Medinaceli es el único de tres vanos existente en la Península Ibérica. Al parecer, fue construido en el siglo I de nuestra era y tenía una doble función, pues aparte de ser un arco triunfal servía como acceso a la población entonces conocida como Occilis. Se da el curioso caso de que en el lado norte, que mira hacia el actual pueblo soriano, existe una inscripción con una dedicatoria al emperador Augusto, mientras que en el lado opuesto hay otra que hacía referencia a Domiciano, revisada y corregida después para hacer mención a Trajano. Buena prueba de que a rey muerto, rey puesto tal y como sigue sucediendo dos milenios más tarde.